¿Qué es un golpe de calor? Los golpes de calor son una consecuencia de la exposición al sol durante intervalos de tiempo muy largos o la estancia en lugares excesivamente cargados y calurosos provocando que nuestro cuerpo pierda agua y sales vitales para su correcto funcionamiento.
Cuando nos enfrentamos a esta situación nuestro cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura mediante los mecanismos habituales (sudoración), así que se produce una subida de la temperatura corporal.
¿Cuáles son sus síntomas?
Durante las jornadas de un intenso calor debes estar alerta ante los siguientes síntomas: temperatura superior a 39 grados, mareos o desmayos, dolor de estómago, falta de apetito, jaquecas, sofocos, desorientación, convulsiones, piel seca, agotamiento, debilidad, calambres musculares o sudoración excesiva.
A los bebés le salen sarpullidos en la zona del cuello, las axilas, las zonas por donde le roza el pañal o en los pliegues de las extremidades. Otro de los síntomas claves es que llore sin parar sin un motivo aparente.
¿Cómo prevenir un golpe de calor?
- Debemos evitar estar demasiado tiempo a pleno son o en sitios que estén mal ventilados o donde haga mucho calor.
-Evitar las actividades físicas intensas durante las horas centrales del día.Si tenemos que ir a comprar o hacer algún tipo de actividad que requiera un sobreesfuerzo físico lo mejor es realizarla a primera o a última hora del día.
- Es fundamental mantenernos bien hidratados. Debemos beber líquidos, como agua o zumos de frutas. No es conveniente que bebamos bebidas demasiado frías o calientes, ni tampoco con exceso de azúcares o con cafeína.
- Si hemos dejado el coche aparcado al sol, procura ventilarlo durante unos minutos antes de subirte.
Todas estas precauciones debemos extremarlas en el caso de que en casa tengamos bebés, niños o personas mayores. Ya que son los grupos más vulnerables.
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