El término de Crisis de los 40 se ha acuñado para describir un periodo donde nos cuestionamos las bases de nuestra vida. En los hombres suele aparecer entre los 35 y los 45 años cuando comienzan a sentir la necesidad de demostrarse a sí mismos y a los demás que siguen siendo jóvenes.
También suelen sentirse inclinados a buscar nuevas experiencias, hacer cosas que no hayan hecho jamás, probar cosas nuevas, darse algún capricho o cambiar de imagen. En definitiva, quieren vivir intensamente y disfrutar del momento como si creyeran que la vida se acaba mañana.
Durante esta etapa muchos hombres deciden poner punto y final a su vida familiar o renunciar a la seguridad de sus empleos, ya que consideran que no encajan con su nueva concepción de vida.
Aunque todos los hombres no experimentan los mismos síntomas, los más comunes son:
- Comienzan a preocuparse especialmente por su aspecto físico así que cambian su dieta por otra mucho más saludable y se apuntan a un gimnasio.
- Necesitan ponerse a prueba constantemente y ver dónde está su límite, hasta dónde son capaces de llegar. Así que no es de extrañar que una mañana se levanten queriendo planear un salto en paracaídas o hacer un viaje para escalar el monte Everest.
- Deciden comprarse ese deportivo que soñaban tener desde que se sacaron el carnet de conducir y se ponen al día con las nuevas tecnologías. Un móvil de última generación o el alta masivo en redes sociales son algunas consecuencias de esta necesidad imperiosa que experimentan por sentirse jóvenes y vivos.
Todo esto los hace sentir más atractivos y por supuesto, más jóvenes. Sin embargo, tras esta crisis de identidad es obvio que hay algo más:
- Parejas con una rutina demasiado arraigada, horarios muy estrictos y una vida totalmente planeada que no deja tiempo para improvisar, disfrutar de tiempo libre o realizar actividades de ocio.
- Todos los hombres no experimentan esta crisis, los perfiles más vulnerables son: hombres inseguros con poco carácter y baja autoestima.
No obstante, la mayoría de ellos salen de este periodo de confusión cuando se dan cuenta que volver a los 20 no es tan divertido; salir de fiesta cada noche les cansa, tienen unas agujetas insoportables de las largas sesiones de entrenamiento diario a la que se someten y tener que teñirse las canas cada dos semanas es un auténtico tormento.
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