Crisis de los 40 en ELLAS

BRshutterstock 157716200 300x196 Crisis de los 40 en ELLASNo cambian de pareja ni se compran coches caros, tampoco se obsesionan con su físico ni con el deporte de riesgo, pero las mujeres tienen su propia crisis de los 40 y sus síntomas hay que tenerlos bajo control.

Las mujeres afrontan la crisis de la mediana edad de una forma totalmente diferente a la de los hombres. Normalmente nos invade un sentimiento de angustia y de insatisfacción personal por no haber alcanzado todas nuestras metas y cada día nos asusta más la idea de que algo malo les ocurra a nuestros seres queridos.

Hombres y mujeres afrontan la crisis de los cuarenta de forma diferente y experimentan sentimientos completamente distintos; sin embargo las etapas del proceso por la que pasan son las mismas.

ETAPA I: CHOQUE

Un día te levantas y compruebas en el espejo que tu pelo necesita algo más que unas simples mechas para disimular las canas y que hace tiempo que tuviste que cambiar la crema hidratante por el antiarrugas. Caes en la cuenta de que los efectos negativos del tiempo pueden disimularse pero no detenerse y esto se convierte en una fuente constante de inseguridades.

ETAPA II: NEGACIÓN

Hay muchas mujeres que se niegan a aceptar su edad y continúan luchando con la báscula para ponerse esos vaqueros que usaban cuando tenían veinte años menos y aún no habían dado a luz ni una sola vez.

Debemos ser conscientes de que el tiempo pasa, los cuerpos cambian y que no pasa nada si los vaqueros de cuando íbamos a la facultad nos aprietan, es normal. Quizás sencillamente ha llegado el momento de darles una oportunidad a otros vaqueros.

ETAPA III: DEPRESIÓN

Llegas tarde al trabajo y estás a punto de perder el autobús, así que decides pegarte la carrera. A duras penas llegas a tiempo para rogarle al conductor que te abra y cuando lo hace te falta el aire y vas con la lengua fuera. Es en este momento cuando nos viene a la cabeza la gran comparación: “yo antes corría diez kilómetros al día y ni me cansaba y ahora no soy capaz ni de cruzar un semáforo corriendo sin ahogarme” y la realidad nos toma por sorpresa: con los años hemos perdido nuestra forma física.

Cuando comienzan a llegar los niños al matrimonio y el trabajo cada vez nos deja menos tiempo, las pocas horas que tenemos libres únicamente pensamos en descansar, no se nos ocurre apuntarnos a un gimnasio ni salir a correr cada tarde antes de cenar, así que es normal que el cuerpo se oxide.

ETAPA IV: ENFADO

Nos enfadamos con nosotras mismas por cómo hemos dejado que la situación se nos fuera de las manos. Nos fustigamos por haber permitido pasar de la 38 a la 44 y ese mismo enfado en muchos casos nos lleva a tomar cartas en el asunto, aunque solo sea por amor propio. Esa actitud puede ser positiva, ya que podemos canalizar nuestro cabreo en ganas de mejorar y ponernos de nuevo en marcha.

ETAPA V: ACEPTACIÓN

Lo más importante es que tomemos las medidas oportunas para aceptarnos tal y como somos, comprender que los estragos del tiempo son inevitables y buscar ayuda profesional si vemos que la situación nos supera.

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