Muchos padres desearían que los niños llegaran al mundo con un manual de instrucciones bajo el brazo, de ahí la necesidad que experimentan muchos progenitores, sobre todo los primerizos, por controlar todo lo que respecta al cuidado de su pequeño.
Pensando en ellos, en QuieroSalud hemos elaborado una pequeña guía que incluye todo lo que necesitas saber sobre el cuidado de un recién nacido durante sus primeros días de vida.
Tras el parto
Nada más nacer, al bebé se le hace un gran número de pruebas y análisis para comprobar que todo está bien y prevenir enfermedades. Las más comunes son:
La prueba del talón: mediante una gota de sangre se detectan algunas enfermedades metabólicas. Si no se realizara esta prueba pasarían desapercibidas. Una vez que se manifiestan los primeros síntomas, ya han provocado graves daños al bebé.
Test de Apgar: valora el estado del bebé tras el parto. La prueba controla el tono muscular, el esfuerzo respiratorio, la frecuencia cardiaca, los reflejos y el color de la piel. El test se realiza durante el primer minuto de vida y a los cinco minutos. Si la puntuación obtenida por el recién nacido es inferior a siete, la prueba se realizara cada cinco minutos hasta que hayan pasado los primeros veinte minutos desde el nacimiento.
La primera semana del bebé
El peso medio de un recién nacido ronda los tres y los tres kilos y medio. No debemos alarmarnos si entre el tercer y sexto día el pequeño experimenta una pérdida de peso ya que es completamente normal. Igual que lo pierde, los recupera rápidamente.
Los recién nacidos permanecen todo el día dormidos y en posición fetal, suelen despertarse cuando tienen hambre para volverse a dormir cuando se sienten satisfechos.
Los expertos coinciden en que la opción más recomendada para su alimentación es la lactancia materna debido a sus múltiples beneficios.
Debemos vigilar que la cicatriz del ombligo se esté curando correctamente. Normalmente el fragmento que queda tras cortar el cordón umbilical se cae durante la primera semana, aunque a veces puede tardar un poco más en desprenderse. La clave para curarlo es mantener la herida siempre seca y limpia.
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